Esta mañana,
cuando ya no tenía forma de darle mi último adiós, he sabido de la muerte de mi
buen amigo Pachi Escolano. Han pasado ya unas horas de la noticia y no
puedo sacarme el dolor por tan inesperada pérdida. En mi cabeza no dejan de
sucederse un montón de maravillosos recuerdos de vida compartida.
Lo conocí
tocando en Mamut, una banda joven de cuando todos lo éramos. Recuerdo la
primera vez que asistí a un concierto suyo, fue en una sala junto a la calle
Cartagena, en Madrid, lo que antes había sido la boite "Picadilly",
punto de encuentro de la modernidad psicodélica de finales de los 60. Después,
ya tocando en Casablanca, tuve el honor de producir dos de sus discos. Jamás me
reí tanto en un estudio como en aquellas noches de aquellas fantásticas sesiones.
Tenía un exquisito sentido del humor. Junto a Nano Hervás, formaba una dupla
adorable, entrañable y divertida; un dúo brillante. Pachi amaba la música,
tanto como la amo yo, y eso ya nos unía. Él se mostraba interesado por todo lo
que hacía, yo encantado de mostrarle mis inquietudes. Me gustaba hablar
con él de guitarras y estilos.
Pachi era
hombre de conversación nítida, exenta de retórica. Discreto y educado jamás
invadía espacios, todo lo contrarío, incluso te brindaba el suyo para que te
sintieses bien a su lado; quien sabe si empujado por esa especie de complejo
que tiene el que tiene, cuando está al lado del que no posee, algo que sólo
experimentan los generosos de corazón, aquellos que entienden que el dinero
puede enturbiarlo todo, incluso la amistad.
Músico por
convicción, abogado de profesión, usó esta última de sus facultades para ayudar
a todo aquel que le pedía consejo legal, entre ellos me encuentro. Y es aquí
que en los últimos tiempos me defendió de una acusación injusta, sin querer a
cambio otra cosa que no fuera que le firmara mi último disco. Pachi no se si te
lo dije suficientemente, lo repito: infinitas gracias.
Hoy me hubiera
gustado rendirte mi último adiós, aunque por otro lado, conociéndote, seguro
que de haberte podido consultar, tú me hubieras dicho que mejor me tomara unas
cervezas a tu “insalud”. Y sí, es lo que pienso hacer.
Adiós amigo. Si
ves a Terry por ahí, antes de que os pongáis a tocar un blues en el Bar de
Rick, dile que también le recuerdo con gran cariño y que lo que éramos seguimos
siéndolo.
Descansa en
Paz.
¡¡Qué grandes palabras Julio!!! Me ha encantado en el día de hoy refugiarme en el cariño de las personas hacia él...
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Julio. Me acabo de enterar. Traté poco a Pachi, pero me pareció siempre un gran músico y un tipo genial. Me ha gustado tu crónica, pues está escrita con el corazón. Un fuerte abrazo Julio.
ResponderEliminarApreciado Julio, aunque no he tenido el placer de conocerte quiero agradecerte de todo corazón las hermosas palabras que has escrito de nuestro querido hermano Pachi.
ResponderEliminarEl cariño y sinceridad que se desprenden de ellas hace que nuestro inmenso dolor por su pérdida quede aliviado, aunque sea por unos breves momentos.
Gracias por ello Julio y a pesar de no conocernos, te mandamos un fuerte abrazo por tu enorme gesto, en la certeza de que la memoria de nuestro Pachi estará presente en muchos amigos como tú.
Le conocí en el trabajo al llevarle recados y me sorprendía la guitarra y música en su despacho,pues fuí conductor de su padre y eran personas educadas,respetuosas...todo lo contrario de los impresentables quee ran algunos empleados en Torrelodones de su negocio familiar. Mi mas sincero pesame a J. Carlos, Angel M. y Hermana.
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