jueves, 11 de julio de 2013

El "Libro de Asfalto" ya es cosa cierta.


Me acaba de llegar el "Libro de Asfalto" justo esta misma mañana. ¡Por fin!

Han pasado muchos años, creo que fue allá por 2003, cuando me encontré en Ávila con Josemi Valle a tomar unos cafés, lo que aprovechó para trasladarme la idea que tenía de escribir la biografía del grupo al que he dedicado el grueso de mi carrera. Le respaldé desde el principio y me puse a su disposición para lo que juzgara necesario. Le sugerí que hablara con todos, y que, de lo que le contaran, extrajera sus conclusiones en libertad. Creo que así hizo. Y yo encantado, porque la subjetividad de la visión individual a veces es enemiga de la verdad. 

Unos meses después lo tenía terminado. Nos envió una copia del original, creo que a todos. Lo leí con avidez y me pareció que, además de estar muy bien escrito, se ajustaba mucho a la realidad que yo conservaba en mente; naturalmente había cosas que no las recordaba así, e incluso alguna que me parecía no ajustarse a la percepción que tenía de los hechos, pero, como he dicho antes, eran solo detalles porque el grueso es coherente al contraste con mis recuerdos. 

Mi agradecimiento personal a Josemi Valle es enorme. Que algo así exista, es sólo producto de su voluntad y del afecto que tiene por Asfalto. Yo no puedo menos que reconocérserlo públicamente. La historia que no se recuerda se diluye en nada, y el hecho de que un libro así exista, a todas luces agranda la trayectoria de Asfalto; consigue rescatar el nombre de esa especie de olvido histórico que de común, respecto a la banda, los cronistas de lo musical tienen; olvido al que tal vez nos hemos hecho acreedores al no mostrar, nosotros mismos, los que en algún momento formamos parte de esta banda, la suficiente perseverancia. Ahora, cuando el grupo cumple 40 años, ya veis: ni tan siquiera somos capaces de subirnos todos juntos al escenario, a entregarle un justo aplauso a todos los que nos han seguido por décadas. Ellos son quienes hicieron grande a esta banda. Pareciera que la supervivencia de Asfalto, que en buena parte se debe a mi obstinación, haya a quien le molesta. Me causa mucho dolor que algo asi se pueda dar, pero se da y no puedo hacer nada por evitarlo.  

Disfrutemos de la lectura de una obra meticulosa, escrupulosa, detallada y, sobre todo, tan impregnada del amor de quien la ha escrito. 

Gracias Josemi.


jueves, 4 de julio de 2013

El Hastío de este Estío




Este es un pésimo verano para la música en vivo, yo no recuerdo otro peor en 44 años. Sin duda es el precio que la profesión está pagando por décadas de intervención de la mano pública en la gestión cultural. Ahora no hay dinero en los ayuntamientos y todo se derrumba como un castillo de naipes, dejando en la penuria a miles de compañeros que, aunque con dificultades, hasta ahora, han pretendido vivir de tocar. 

Estoy a favor de que los poderes públicos creen y gestionen espacios e iniciativas para que la cultura fluya, pero no la contratación con cargo al presupuesto. Ya en el 82 comenzó a parecerme mal que la mayoría de los músicos termináramos dependiendo de los recursos públicos, como así ha sido, accediendo a una especie de funcionariado que no garantiza nada; hasta hace bien poco, ni las aportaciones a la Seguridad Social como cualquier trabajador. Eso impulso una dinámica quimérica de la puesta en valor del coste de la oferta, lo que produjo una inflación del costo de las actuaciones que producía sonrojo en muchos casos. Por décadas se dio la paradoja de que, algunos shows llegaran a tener cachets absolutamente desmesurados, injustificados. Y así era porque, quien los pagaba, no era socio doliente. La programación, mayormente decidida por alcaldes y concejales ajenos al mundo cultural, se realizó con preceptos de rentabilidad política, que no pública; de ahí que un artista incipiente, sólo por el hecho de tener cierta notoriedad pública, vamos: ser mediatico, como se dice ahora, de la noche a la mañana triplicaba y cuadruplicaba el cachet, por poner un ejemplo, de una banda arraigada dotada de trayectoria y argumentos artísticos contrastados. 

En esta época de recortes es normal que la tijera entre con menor dolor social por aquí más que por la sanidad o la educación. Y hasta puedo comprenderlo. Pero este estrangulamiento de la música, se suma a la devaluación que ya padece y eso deja un montón de incertidumbres colgadas del aire. Los músicos tienen poco de donde tirar para sostener sus carreras y sus vidas, lo que les envía directamente a girar alrededor del sumidero a punto de precipitarse por su negro destino. Definitivamente los jóvenes que con ilusión se acercan a la música, hoy lo tienen imposible; o por lo menos: mucho más difícil que lo tuvimos nosotros. Eso me duele más si cabe. 

Conviene debatir el futuro entre todos aquellos que puedan aportar visión inteligente. Hace falta encontrar el foro para hacerlo, cosa que no es fácil. 

Por lo demás, feliz verano a todos.