jueves, 4 de julio de 2013

El Hastío de este Estío




Este es un pésimo verano para la música en vivo, yo no recuerdo otro peor en 44 años. Sin duda es el precio que la profesión está pagando por décadas de intervención de la mano pública en la gestión cultural. Ahora no hay dinero en los ayuntamientos y todo se derrumba como un castillo de naipes, dejando en la penuria a miles de compañeros que, aunque con dificultades, hasta ahora, han pretendido vivir de tocar. 

Estoy a favor de que los poderes públicos creen y gestionen espacios e iniciativas para que la cultura fluya, pero no la contratación con cargo al presupuesto. Ya en el 82 comenzó a parecerme mal que la mayoría de los músicos termináramos dependiendo de los recursos públicos, como así ha sido, accediendo a una especie de funcionariado que no garantiza nada; hasta hace bien poco, ni las aportaciones a la Seguridad Social como cualquier trabajador. Eso impulso una dinámica quimérica de la puesta en valor del coste de la oferta, lo que produjo una inflación del costo de las actuaciones que producía sonrojo en muchos casos. Por décadas se dio la paradoja de que, algunos shows llegaran a tener cachets absolutamente desmesurados, injustificados. Y así era porque, quien los pagaba, no era socio doliente. La programación, mayormente decidida por alcaldes y concejales ajenos al mundo cultural, se realizó con preceptos de rentabilidad política, que no pública; de ahí que un artista incipiente, sólo por el hecho de tener cierta notoriedad pública, vamos: ser mediatico, como se dice ahora, de la noche a la mañana triplicaba y cuadruplicaba el cachet, por poner un ejemplo, de una banda arraigada dotada de trayectoria y argumentos artísticos contrastados. 

En esta época de recortes es normal que la tijera entre con menor dolor social por aquí más que por la sanidad o la educación. Y hasta puedo comprenderlo. Pero este estrangulamiento de la música, se suma a la devaluación que ya padece y eso deja un montón de incertidumbres colgadas del aire. Los músicos tienen poco de donde tirar para sostener sus carreras y sus vidas, lo que les envía directamente a girar alrededor del sumidero a punto de precipitarse por su negro destino. Definitivamente los jóvenes que con ilusión se acercan a la música, hoy lo tienen imposible; o por lo menos: mucho más difícil que lo tuvimos nosotros. Eso me duele más si cabe. 

Conviene debatir el futuro entre todos aquellos que puedan aportar visión inteligente. Hace falta encontrar el foro para hacerlo, cosa que no es fácil. 

Por lo demás, feliz verano a todos.

2 comentarios:

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  2. Siempre me ha parecido raro, raro que nadie hable ni haya echado mano a los representantes. Esos extraños seres, muchas veces musiquillos frustrados, que hacen y deshacen a su antojo y sobre todo... se lo han llevado crudo sin declarar en la mayor parte de los casos ni un euro.

    Coozco casos en los que incluso las supuestas cotizaciones a la S.S. de los músicos, los hacían para su señora, su suegra, sus hijos...

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