Me llega la noticia del fallecimiento de Sonia, una mujer joven a quien le ha llegado la hora de abandonar este mundo tal vez prematuramente.
Ante la muerte nos planteamos la reflexión de cuan poco somos y lo efímero de nuestro paso por la vida. Y en esas podemos tomar en positivo que todo es relativo en el acontecer de nuestro paso por aquí y que lo único que es definitivo es la muerte. Pero la muerte nos asusta. Nos viene asustando desde que el hombre tuvo consciencia de sí mismo y se alejó de su naturaleza animal. Tal vez es por eso que, en la mayor parte de las diferentes culturas y civilizaciones, el hombre tiende a querer trascender a la muerte, y ahí, las religiones, nos colocaron sus dogmas de fe. Para quien encuentra en ello respuesta a sus dudas, o su consuelo, bien, me alegro por ellos. Para los que entendemos la espiritualidad como la esencia de nuestra alma individual, para nosotros, la muerte no es el fin, ya que aquellas personas queridas que se nos van, no lo hacen del todo; definitivamente porque su recuerdo queremos pensar que les mantiene vivos en nosotros.
A todos los amigos de Sonia, a los que la conocisteis de cerca y la amasteis, deciros que encontrareis consuelo a su ausencia si la traéis en vuestro pensamiento y en vuestras conversaciones; si la seguís haciendo hueco entre vosotros; si paseáis por donde lo hacía ella; si seguís compartiendo justos el mismo espacio en el que ella respiraba; si escucháis la misma música que ella amaba… En cualquiera de esos instantes veréis que sí, que sentiréis que Sonia está presente.
Hace unos años escribí una historia de amor y muerte, y la hice canción. La canción se titula “In Memoriam” y se incluyó en “Vía Cortada al Paraíso". Pienso que es una canción bella. Si escucháis el texto, veréis que trata de enviar un mensaje positivo: “hace treinta años que te perdí, pero tengo la sensación de que no te fuiste del todo, te quedaste viviendo a través de mí, tú viste lo que vieron mis ojos, escuchaste lo que yo escuché…”
https://open.spotify.com/album/1kmyzPwB3maRzrkKfRafdl
La muerte nos asusta por varios y poderosos motivos, pero creo que en el fondo el más de todos ellos es la casi imposible idea de no poder saber a ciencia, ni cierta ni incierta, qué pasará al segundo siguiente del fin de nuestra existencia.
ResponderEliminarYo tampoco lo sé, claro está, pero hay una prueba de la propia vida que creo que muestra lo que será. Al igual que no tenemos rastro alguno de lo que nos acontecía antes de nuestro nacimiento, lo mismo será cuando hayamos muerto.
En principio tiene pinta de que nada fuimos, somos, y nada seremos, pero cualquiera sabe...
Lo siento por Sonia.
La muerte nos asusta por varios y poderosos motivos, pero creo que en el fondo el más de todos ellos es la casi imposible idea de no poder saber a ciencia, ni cierta ni incierta, qué pasará al segundo siguiente del fin de nuestra existencia.
ResponderEliminarYo tampoco lo sé, claro está, pero hay una prueba de la propia vida que creo que muestra lo que será. Al igual que no tenemos rastro alguno de lo que nos acontecía antes de nuestro nacimiento, lo mismo será cuando hayamos muerto.
En principio tiene pinta de que nada fuimos, somos, y nada seremos, pero cualquiera sabe...
Lo siento por Sonia.
En cuanto a lo de llevar presente en el recuerdo a nuestros seres queridos, estoy de acuerdo. Parece más una triquiñuela nuestra para mantener un poco de la vida de quien ya no la tiene, pero desde luego, si has muerto y nadie te recuerda, estás profundamente muerto.
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