sábado, 22 de marzo de 2014

Lienzo Pintado de Amor

Carol pinta la luz de ese mar de atardecer, una luz cambiante determinada por la cantidad de nubes y de sus aleatorias formas. Lo hace desde el pequeño jardín de una discreta casa, rodeada de eucaliptus, construida sobre un monte próximo al mar en la que vive acompañada de Susi, su hija, una niña down producto de una relación ya extinguida.

A Carol, artista plástica, la vida le cambió en el momento en que Susi llegó. Se vio obligada a abandonar muchas cosas, muchos planes y anhelos, para dedicar toda la atención a su pequeña. Tuvo momentos de duda, momentos de incertidumbre y desesperación, ante la necesidad de tener que asumir en soledad una responsabilidad que, si cabe, va un paso más allá que la de ser simplemente madre.

Susi es una niña inquieta, risueña, una criatura feliz que tiene todo su universo alrededor de su madre. Carol lo sabe y acepta con inmenso amor el papel que la vida le ha deparado renunciando a un proyecto vital bien diferente. Le costó asumir la realidad que el destino le deparaba, pero lo ha conseguido.

Ambas viven momentos de gran complicidad y ternura. Carol ha ido descubriendo un espacio impensable en el que desarrollarse como persona y como madre. Ya no le pide al futuro grandes cosas, ahora se limita a pintar la vida tal cual va surgiendo mientras vive momentos repletos de amor. Ha llegado a la conclusión de que Susi es una bendición que llegó para hacerla mejor.    

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