Se dice que
nuestro entusiasmo comienza a decrecer cuando la mente visualiza más pasado que
futuro. No sé si estoy de acuerdo con este aforismo pues, para mí, recordar es recurrir
a la fuente de la experiencia y, sin ella, no hay aprendizaje. Los
protagonistas de este artículo, permítaseme decirlo, gracias a la memoria, a la
experiencia y al empeño por seguir estando, pese a todo, estamos aún sobre los
escenarios.
El próximo
día 17 de septiembre, de este 2016, se anuncia un concierto de rock al que se
ha bautizado con el mismo nombre del primer festival de este género que
se hizo en Madrid, allá por 1978: “Rocktiembre”. Eran los años de la transición
política y la juventud madrileña demandaba este tipo de eventos que ya venían
haciéndose en otros puntos de la geografía hispana. En la mayoría de ellos, tuve
la suerte de participar con Asfalto. Ahí comenzó a reconocerse a todas aquellas
nuevas bandas que llegábamos con ilusión por entregar una música distinta, una música
sincera que viajaba directa al corazón de todos aquellos jóvenes contemporáneos que
comenzaban a ejercer el derecho a la libertad. Eramos jóvenes, veinteañeros
ilusionados, que llegábamos con vocación de permanecer y, ahí está, viendo el cartel, que, a duras penas, lo
hemos conseguido. No tengo duda de que
la Plaza de Toros de las Ventas, se va a petar. A todos, público, organizadores
y músicos, se nos anuncia una noche maravillosa, "una fiesta homenaje a
los pioneros del rock patrio"; alguno así la ha calificado.
Desde el
cariño y sin querer herir la sensibilidad del lector, quisiera contaros una
historia, que, evidentemente, no ha sucedido.
Al día
siguiente de aquel “Rocktiembre” original, los periódicos hablaban profusamente del
evento; los popes de las emisoras de radio más punteras querían entrevistar a
las bandas en sus programas; en las semanas posteriores aquellas formaciones
que aún no tenían contrato discográfico, lo tuvieron; los promotores de
conciertos más reticentes, comenzaron a contratar con meses de
antelación; Asfalto, cuatro semanas después, se presentaba en el Marquee londinense
(esto es cierto lo que sigue no), la sala no se petó pero la televisión
nacional dio la noticia ya que se trataba de un hito hasta ahora inédito: que
una banda de rock española tocara en Inglaterra. Y así, se vio como, en pocos
meses, el llamado rock cantado en español, comenzaba a difundirse y extenderse
por todo el continente am
ericano. Giras internacionales
hicieron que el volumen de venta de discos llegara a superar cifras
inimaginables… Y el sueño, al fin, se había hecho realidad.
Por efecto de todo aquello, por
décadas, las bandas se consolidaron y, de aquellos músicos, pudo manar todo el
talento que portaban. Los integrantes de aquellas formaciones vieron crecer su
nombre y su prestigio. Sintieron sobradamente recompensado su esfuerzo... sin padecer
la necesidad perentoria de tener que dedicarse a otras cosas.
Nos vemos en Las Ventas.
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