lunes, 3 de junio de 2013

A la memoria de Pachi Escolano


Esta mañana, cuando ya no tenía forma de darle mi último adiós, he sabido de la muerte de mi buen amigo Pachi Escolano. Han pasado ya unas horas de la noticia y no puedo sacarme el dolor por tan inesperada pérdida. En mi cabeza no dejan de sucederse un montón de maravillosos recuerdos de vida compartida. 

Lo conocí tocando en Mamut, una banda joven de cuando todos lo éramos. Recuerdo la primera vez que asistí a un concierto suyo, fue en una sala junto a la calle Cartagena, en Madrid, lo que antes había sido la boite "Picadilly", punto de encuentro de la modernidad psicodélica de finales de los 60. Después, ya tocando en Casablanca, tuve el honor de producir dos de sus discos. Jamás me reí tanto en un estudio como en aquellas noches de aquellas fantásticas sesiones. Tenía un exquisito sentido del humor. Junto a Nano Hervás, formaba una dupla adorable, entrañable y divertida; un dúo brillante. Pachi amaba la música, tanto como la amo yo, y eso ya nos unía. Él se mostraba interesado por todo lo que hacía, yo encantado de mostrarle mis inquietudes. Me gustaba hablar con él de guitarras y estilos.

Pachi era hombre de conversación nítida, exenta de retórica. Discreto y educado jamás invadía espacios, todo lo contrarío, incluso te brindaba el suyo para que te sintieses bien a su lado; quien sabe si empujado por esa especie de complejo que tiene el que tiene, cuando está al lado del que no posee, algo que sólo experimentan los generosos de corazón, aquellos que entienden que el dinero puede enturbiarlo todo, incluso la amistad. 

Músico por convicción, abogado de profesión, usó esta última de sus facultades para ayudar a todo aquel que le pedía consejo legal, entre ellos me encuentro. Y es aquí que en los últimos tiempos me defendió de una acusación injusta, sin querer a cambio otra cosa que no fuera que le firmara mi último disco. Pachi no se si te lo dije suficientemente, lo repito: infinitas gracias.

Hoy me hubiera gustado rendirte mi último adiós, aunque por otro lado, conociéndote, seguro que de haberte podido consultar, tú me hubieras dicho que mejor me tomara unas cervezas a tu “insalud”. Y sí, es lo que pienso hacer.

Adiós amigo. Si ves a Terry por ahí, antes de que os pongáis a tocar un blues en el Bar de Rick, dile que también le recuerdo con gran cariño y que lo que éramos seguimos siéndolo.

Descansa en Paz.

4 comentarios:

Karlos dijo...

¡¡Qué grandes palabras Julio!!! Me ha encantado en el día de hoy refugiarme en el cariño de las personas hacia él...
Un abrazo

Mario Sánchez dijo...

Hola Julio. Me acabo de enterar. Traté poco a Pachi, pero me pareció siempre un gran músico y un tipo genial. Me ha gustado tu crónica, pues está escrita con el corazón. Un fuerte abrazo Julio.

Juan Carlos dijo...

Apreciado Julio, aunque no he tenido el placer de conocerte quiero agradecerte de todo corazón las hermosas palabras que has escrito de nuestro querido hermano Pachi.
El cariño y sinceridad que se desprenden de ellas hace que nuestro inmenso dolor por su pérdida quede aliviado, aunque sea por unos breves momentos.
Gracias por ello Julio y a pesar de no conocernos, te mandamos un fuerte abrazo por tu enorme gesto, en la certeza de que la memoria de nuestro Pachi estará presente en muchos amigos como tú.

Rafalete dijo...

Le conocí en el trabajo al llevarle recados y me sorprendía la guitarra y música en su despacho,pues fuí conductor de su padre y eran personas educadas,respetuosas...todo lo contrario de los impresentables quee ran algunos empleados en Torrelodones de su negocio familiar. Mi mas sincero pesame a J. Carlos, Angel M. y Hermana.